jueves, 28 de agosto de 2014

PROYECTO "EL LIBRO DE LOS ANIMALES"

Proyectos de 5 años 2013/2014: UN PROYECTO DE TEMPORALIZACIÓN ESPONTÁNEA

La naturaleza en general, y los animales en particular, forman parte de esos contenidos que podemos considerar altamente motivadores para los niños/as. Por tanto, cumplen con los requisitos idóneos para convertirlos en un proyecto y trabajarlos en clase. Por supuesto, también damos cobertura a uno de los aspectos del currículum referente a la observación y exploración del entorno natural.

¿Cuántos de nosotros, de niños, no hemos querido tener muchos animales en casa para cuidarlos, observarlos, interactuar con ellos...? Es algo prácticamente innato en los impulsos infantiles de relación con el entorno, que luego, conforme nos hacemos adultos se van atemperando. Recordemos que en nuestra niñez, nuestros padres tenían que refrenar ese impulso para evitar convertir el hogar en una especie de zoológico.

Desde este proyecto se trabajan una serie de objetivos que van más allá de la simple observación de la naturaleza:

Por un lado, con los animales que nos encontrábamos en el patio, ponemos en práctica el recurso de la empatía, ya que cuando acababa nuestra investigación (normalmente una semana) devolvíamos al animal a su entorno natural y ellos/as tomaban conciencia de que ahí es donde el animal debe estar y va a ser feliz y sobrevivir. Nosotros solo lo hemos "tomado prestado" para que nos enseñe cosas.

También se ha trabajado de forma paralela el recurso de la generosidad y compartir con los demás, ya que algunos traían sus animales de casa para presentarlos en clase y estudiarlos, por lo que comparten parte de su experiencia vital con sus compañeros/as y les transmiten conocimientos en los turnos de preguntas que hacían al protagonista.

La responsabilidad ha sido otro recurso que ha estado presente, ya que el encargado del día era quien alimentaba a los animales del rincón de naturaleza, aparte de realizar otras tareas: limpieza de las jaulas, poda de plantas, riego, etc. Además, los fines de semana se llevaban a casa, por turnos, los animales y plantas de clase, y allí tenían que ocuparse de esas tareas, y al mismo tiempo, compartían un pedacito de clase con sus familias.

Y, de forma incipiente, damos nuestros primeros pasos en la investigación científica, ya que lo que se observaba quedaba registrado en la hoja correspondiente del libro que estaban construyendo, a modo de cuaderno de campo.

Aunque ya he esbozado el proceso, ahora lo voy a explicar de forma más detallada. Había tres maneras de estudiar a los animales:

En primer lugar, he de señalar que todos los cursos tengo algunos animales en el rincón de naturaleza. Me resulta extraño pensar que en ese rincón solo haya animales y plantas de plástico. La vida tiene que estar presente en las aulas y los materiales y recursos didácticos tienen que ser de calidad. ¿Qué es mejor: tener frutas de juguete o tener una planta que da fresas todas las semanas? Por ello, hemos tenido peces, tortugas, pájaros, gusanos de seda, caracoles, periquitos... Otros años he tenido también hámsters, hormigas..., incluso una cobaya. Los niños/as los observaban en el rincón de naturaleza y veían su evolución de primera mano: su crecimiento, sus necesidades de actividad y descanso, su alimentación, e incluso la muerte. Si se moría un pez... pues no pasa nada, se enterraba en la tierra de las plantas y el ciclo de la vida volvía a comenzar, ya que éstas se alimentaban de él. Como vemos, los "traumas" y "tabúes" son muchas veces justificaciones que nos creamos los adultos en nuestro afán de "rizar el rizo" y nuestra necesidad de hacer la realidad controlable y manejable, ya que los niños aceptaban el hecho con total naturalidad. Además, se realizaba un trabajo de reflexión, ya que analizábamos las causas que podían haber propiciado el hecho: ¿mala alimentación?, ¿malas condiciones higiénicas?, ¿temperatura?... para después corregirlo y prevenirlo.

En segundo lugar, estaban los animales que traían de casa. Espontáneamente, me preguntaban si podían traer un animal de casa. Yo me ponía de acuerdo con las familias para determinar el día y el animal nos visitaba durante la mañana. Era muy interesante, ya que el protagonista compartía con el grupo algo de casa, de su experiencia personal, y nos explicaba todo acerca del mismo, por tanto, compartía sus conocimientos con nosotros. La parte más emotiva era el turno de preguntas que los compañeros/as le hacían al final, con la mano levantada y esperando su turno. Las preguntas eran interesantísimas y algunas reflejo de sus propios conflictos personales: ¿se le escapa el pipí alguna vez por la noche?, ¿qué pasa cuando no quiere comer?... Extrapolando sus angustias y ansiedades las superan mejor. De esta forma, nos visitaron hámsteres, canarios, periquitos, gusanos de seda, una gata...

Por último, estaban los animales que encontraban en el patio o de camino al cole. Generalmente eran insectos, y aquí entraba en juego el respeto por la naturaleza, ya que en su captura ponían el máximo cuidado para no hacerle daño. Estaba unos días con nosotros en un terrario y cuando habíamos hecho el estudio correspondiente, lo devolvíamos al sitio donde lo habían encontrado. Fue muy significativo cómo se despidieron de la mantis, que tras depositarla sobre unas hojas, al poco ya no se la veía, hasta que se fijaban bien y la volvían a descubrir camuflada. Así hemos tenido cochinitas, mantis religiosa, mariquitas, "bichitolú", hormigas, caracoles..., y hasta una salamanquesa.

También tuvimos plantas: fresas, fresones y una tomatera. Fue espectacular el día que se comieron la primera fresa que salió o el crecimiento del tomate que luego compartimos entre todos. Hay niños/as a los que no les gusta comer fruta ni verduras, pero el hecho de cuidarlas y ver su crecimiento hace que se cree un vínculo especial que rompe muchos esquemas. Los mismo pasaba con las manzanas del día de la fruta, pues el compartir un trozo con los periquitos motivaba a los más reacios.

Cuando surgía, ya que este proyecto no tiene una temporalización predeterminada pues está abierto a la variable de la visita de los animales, hacíamos una hoja del libro de los animales. Es decir, que su planificación temporal es el curso completo y abierta a que el centro de interés se materialice. Esto solo es posible con la metodología de proyectos. De hecho, he expuesto proyectos que ocupan menos de 1 mes, varios meses o, como el caso que nos ocupa, todo el curso. En esta página, además de escribir el nombre del animal y la fecha, escribían en qué consistía su alimentación (tanto comida como bebida), el número de patas (en el caso del gusano de seda hubo que hacer el conteo), una ilustración del animal, el nombre y apellidos y el número de página correspondiente. Aquí se produjeron varios hechos muy significativos: por un lado, para determinar lo que comían y bebían se realizaba un proceso de reflexión y consenso global. El proceso era tan interesante que una alumna nos ilustró a todos llegando a la conclusión de que los gusanos de seda bebían el agua que se encontraba en las hojas que comían. Además, como había 2 renglones para la alimentación, ellos mismos decidieron que el primero sería para la comida y el segundo para la bebida y, para que no hubiera duda, sobre la flecha de direccionalidad previa, escribirían "COME" o "BEBE" según correspondiera. El promover que los niños/as piensen por sí mismos, en lugar de ofrecerles todas las respuestas, es algo que construye mucho mejor sus esquemas de pensamiento. Por otro lado, en el número de patas se introduce el aspecto matemático y lo convierte en una necesidad, es decir, no utilizamos los números de forma aislada, sino con un propósito, aparte de la necesidad de manipular e interactuar con la realidad, como en el caso del conteo de las patas del gusano de seda. Por supuesto, al pez le pusieron 0 patas, dotando de significado a la abstracción de un número. Con los dibujos se despliegan una serie de recursos que resultan muy significativos y facilitan la expresión de los esquemas de conocimiento que los niños/as van adquiriendo durante el proceso. Esto se ve reflejado en cómo algunos dibujan al animal con su entorno: el pez en la pecera (con la cueva de adorno incluida), los gusanos en las hojas poniendo los huevos, el tortuguero con poca agua y su palmerita, la rueda de los ratones, la mantis en la rama, o la salamanquesa comiendo moscas y arañas. Y todo acompañado de una lógica aplastante: muchos decidieron escribir "canario de Jesús" porque era Jesús el alumno que lo trajo y así se diferenciaba de otro canario que nos visitó al principio (por supuesto, Jesús también puso "yo" en el título), o la "gata Misi" porque Diana, que era su dueña, es el nombre que le había puesto. Todos estos detalles se pueden observar perfectamente en las fotos de los trabajos de los niños/as que enlazo al final. Por último, se daba un proceso de retroinformación, ya que cada vez que hacían una nueva hoja, la archivaban en su casillero correspondiente, y este proceso se alargaría durante todo el curso, puesto que el libro se entregó en junio. Cuando llegaba un nuevo animal, y por tanto una nueva hoja del cuaderno de campo que hacer, tenían que volver a mirar el archivador para saber qué número de página tocaba, ya que entre uno y otro podían pasar semanas.

Estos proyectos que duran todo el curso son ideales para evaluar la evolución de la escritura, ya que se van viendo los progresos a lo largo del tiempo. Otro proyecto que he desarrollado con este carácter temporal de ocupar todo el curso es "El libro de los juegos". (Ver entrada PROYECTO EL LIBRO DE LOS JUEGOS)

Al final, para terminar de dotar de sentido al proyecto, se visitó una granja escuela donde los niños/as pudieron interactuar con animales que no pueden acompañarnos en clase: gallinas, ovejas, burros, caballos...

En conclusión, este ha sido un proyecto muy productivo por la cantidad de capacidades que se han trabajado y por el formato temporal que ha tenido, ya que, al igual que algunos de los animales, nos ha acompañado durante todo el curso.